Metafísica, Antropología y Ética en Albino
En-claves del pensamiento
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, División de Humanidades y Ciencias SocialesEn este trabajo se busca poner de relieve el vínculo, que se estima fuerte, entre la metafísica y la ética general de Albino. Luego de examinar los puntos fundamentales de la metafísica platónica contenida en el
Se considera a Albino como una de las figuras más representativas del medioplatonismo.

			

				

				Que Alcínoo sea una corrupción de Albino ha sido una tesis defendida desde finales del siglo XIX, véase
Es de suma importancia la recuperación de la 'segunda navegación' platónica, pues el pansomatismo -esto es, el materialismo que había reinado en la reflexión filosófica- es combatido por los medioplatónicos. En efecto, como bien consigna Battista Mondin,

			el medioplatonismo se desarrolla en Alejandría en vez de en Atenas no sólo a causa de la clausura de la Academia ateniense, luego de la conquista de los romanos, y por la emigración a Egipto de muchos de sus representantes, sino también, y sobre todo, gracias al clima cultural alejandrino, particularmente propicio para un regreso a las posiciones metafísicas de Platón. En efecto, en Alejandría, antes que en cualquier otro lado, el fuerte sentido religioso y las instancias místicas, tal vez por influjo de la cultura oriental, llevaron a la recuperación de la dimensión de lo incorpóreo y la trascendencia que las grandes filosofías helenísticas habían perdido. Sucesivamente de Alejandría, el medioplatonismo se difundió en Occidente, donde floreció sobre todo en el siglo II d. C.

			

				

				

					
Además de Plutarco y Apuleyo, Albino parece ser el representante filosófico del medioplatonismo más destacable. De los escritos de Albino se posee el
La recuperación de la 'segunda navegación' de Platón es, en definitiva, la ganancia que representa el medioplatonismo en relación al materialismo representado, sobre todo, por el epicureísmo y el estoicismo. Como bien apunta nuevamente Mondin,

			los medioplatónicos, con la recuperación de la
Justamente Albino efectúa esta vuelta de tuerca y prepara el camino para lo que viene a ser, poco después, el neoplatonismo, tan influyente en el mundo occidental, y cuyas cumbres no son otros que Plotino y Proclo,

			

				

				En relación a Plotino, cabe destacar cómo es que viene a concebir a Dios como trascendente cuando asienta enfáticamente: 'Sólo el Uno es simple, es decir, el principio de todo'.
El filósofo, para Albino, es quien está en búsqueda de la verdad, es decir, busca acogerla, pues la filosofía lo que hace es conducir hacia el conocimiento de la esencia inteligible [τῆς νοητῆς οὐσίας]. Pero también tiene un cierto carácter el filósofo, y éste es el ser temperante [σώφρονα εἶναι], lo cual entiende en el sentido de que no es atraído por los placeres [θαυμάζοι ἂν τὰς ἡδονάς], sino por el conocimiento de las cosas que son [τὰ ὂντα]

			

				

				
Las ideas de Albino resultan muy interesantes, pues hace ver que el filósofo es genuinamente aquel que dirige su actividad teorética hacia Dios y las ideas divinas. Asemeja a la impresionante revolución de Filón de Alejandría, quien es el primero, al parecer, en afirmar que las ideas de Platón no están al margen de Dios, como si fueran independientes de Él, sino que son suyas propias,

			

				

				
Lo que se deriva de estos planteamientos es de gran resonancia, y es que la intelección o νόησις, actividad del intelecto, tiene por objeto los 'inteligibles primeros' [πρῶτα νοητά], pero estos inteligibles son, a su vez, de dos tipos, unos que preceden a la existencia del alma en este cuerpo y los otros son los que siguen al ingreso del alma en este cuerpo. Estas intelecciones primeras que preceden a la inserción del alma en el cuerpo se vinculan, nos parece, a las ideas de la mente de Dios, y sobre ellas hay certeza absoluta, y son las que Platón llama, según interpreta Albino, 'ciencia simple' [ἐπιστήμη ἁπλῆ], 'ala del alma' [πτέρωμα ψυχῆς] y, a veces, 'memoria' [μνήμη].

			

				

				

					
El mundo sensible está conformado por materia y forma, siendo la materia originaria en potencia cualquier cosa, mas requiere de la forma para estructurarse, como dice el peripatetismo. La materia, pues, tiene carácter de principio.

			

				

				
Puesto que el intelecto es lo mejor del alma, y en relación al intelecto en potencia es mejor el que es en acto que piensa contemporánea y eternamente todas las cosas, y más bello que esto es su causa y lo que puede existir por encima de esta realidad, éste es el Primer Dios, que es causa de la actividad del intelecto de todo el cielo. 
			 
				 
				['Ἐπεὶ δὲ ψυχῆς νοῦς ἀμείνων, νοῦ δὲ τοῦ ἐν δυνάμει ὁ κατ᾿ ἐνέργειαν πάντα νοῶν καὶ ἃμα καὶ ἀεί, τούτου δὲ καλλίων ὁ αἴτιος τούτου καὶ ὅπερ ἄν ἔτι ἀνωτέρω τούτων ὑφέστηκεν, οὗτος ἄν εἴη ὁ πρῶτος θεός, αἴτιος ὑπάρχων τοῦ ἀεὶ ἐνεργεῖν τῷ νῷ τοῦ σύμπαντος οὐρανοῦ'. Ibid., X, 2. 
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			Aunque el primer Dios permanece inmóvil, mueve como el sol, piensa Albino, es decir, como objeto de deseo, como la luz sobre la vista, y de igual manera Dios, Intelecto primero, mueve al intelecto de todo el cielo, el cual, a su vez, como apunta de nuevo Moreaux, es causa del nacer y perecer en el mundo sublunar.

			

				

				
Las criaturas vivientes que habitan sobre la tierra han sido generadas por los dioses, que son, según expresión de Albino, hijos de Dios, y no por Él mismo, pues de lo contrario serían inmortales. Los dioses utilizan la materia primordial y le otorgan la figura humana, en el caso de los hombres; pero esto no es suficiente para generar al hombre: este último requiere del alma, que es enviada por Dios, de manera que hay igual número de almas humanas que de astros, pues las coloca por debajo de ellas, como rigiéndolas por el destino. Además, dio a los cuerpos humanos las sensaciones, al igual que a los demás vivientes, así como las pasiones, a saber, el dolor y el placer, el miedo y la cólera. Las almas que fueran capaces de dominar [κρατήσασαι] a las pasiones, vivirían según justicia y regresarían al astro correspondiente. Los que no lograran vivir según justicia volverían a vivir como mujeres, luego como animales, etcétera. Así, pues, las almas humanas tienen como trabajo el dominar las pasiones.

			

				

				
El alma humana, como se dijo, es inmortal, y en esto Albino sigue, sin duda, la enseñanza de Platón. Todo aquello que está asociado al alma está vivo, pero lo que está vivo no admite la muerte; por ende, el alma es inmortal. Se trata de una substancia incorpórea, inmutable en su esencia, inteligible, invisible, características distintas al cuerpo, que es sensible, visible, divisible, compuesto y de formas múltiples. Así es como esta antropología explica que, cuando el cuerpo actúa sobre el alma, esta última queda aturdida, como 'embriagada'; y cuando el alma se ocupa de lo inteligible, ésta permanece en calma y paz. Y es que la naturaleza del alma es semejante a la naturaleza de lo inteligible, por lo que es indivisible e indestructible. Pero hay otra prueba platónica para demostrar la inmortalidad, del alma, a saber, la ἀνάμνησις. En efecto, si aprender es recordar ['μαθήσεις ἀναμνήσεις εἰσίν'], entonces el alma es inmortal. El aprendizaje, si es la reminiscencia de cosas ya conocidas, y no consiste esto sino en pensar los universales a partir de los particulares, ¿cómo es que se podrían alcanzar si los particulares son infinitos? Excitados por algunas entidades particulares, recordamos las cosas conocidas precedentemente, las cuales se olvidan con la encarnación del alma en el cuerpo.

			

				

				
Además, Albino sigue la doctrina antropológica de que el hombre es libre, y depende de él mismo el que se sigan unas u otras consecuencias. Aunque Platón no niegue el destino, no acepta la predestinación, pues no sólo los individuos son infinitos, sino todo lo que sucede a cada uno de ellos. Así pues, 'el hecho de actuar o no actuar depende de ella; no es fruto de la coerción, sino las consecuencias de su actuar se cumplirán en conformidad con el destino' [Ἀδέσποτον οὖν ἡ ψυχὴ καὶ ἐπ᾽ αὐτῇ μὲν τὸ πρᾶξαι ἢ μή• καὶ οὐ κατηνάγκασται τοῦτο, τὸ δὲ ἑπόμενον τῇ πράξει καθ᾿ εἱμαρμένην συντελεσθήσεται].

			

				

				
Albino distingue, como se hace a la usanza platónico-aristotélica, en el ámbito práctico, tres sectores perfectamente determinados, pero vinculados entre sí. Una parte de la filosofía práctica se dedica a las costumbres, otra a la administración de la casa y otra versa sobre el Estado y su salvaguarda. La parte de la filosofía que se dedica a las costumbres [τῶν ἠθῶν] es la ética.

			

				

				
Los apuntes anteriores se encuentran antes de que Albino aborde con propiedad el tema ético en su
Todo lo que los hombres apetecen, según Platón, lo apetecen porque es un bien, y este bien lo es porque 'participa de algún modo de aquel Bien Primero y precioso' [τῷ ὁπωσοῦν μετέχειν ἐκείνου τοῦ πρώτου καὶ τιμιωτάτου].

			

				

				
Teniendo presente la célebre doctrina de la caverna contenida en la
Podremos llegar a volvernos semejantes a Dios si disponemos de una naturaleza adecuada, de costumbres, de una educación y una práctica de vida conforme a la ley [ἀσκήσει τῇ κατὰ νόμον], y, sobre todo, si usamos la razón [καὶ τὸ κυριώτατον λόγῳ], la enseñanza y la tradición de las doctrinas […] La preparación y purificación preliminar del demonio que está en nosotros, si quiere ser iniciado en los conocimientos más altos, deberá pasar a través de la música, la aritmética, la astronomía y la geometría; deberemos cuidar del cuerpo con la ayuda de la gimnasia.

			

				

				
Esta preparación del demonio que habita en cada uno de nosotros, y que puede entenderse como lo que realmente es el hombre, es la que permite acceder a lo que genuinamente se denomina la virtud. La virtud es algo divino, 'es la disposición perfecta y mejor del alma, que vuelve al hombre bien ordenado, armónico y seguro en el hablar y el actuar en relación a sí mismo y los otros' [αὐτὴ μέν ἐστι διάθεσις ψυχῆς τελεία καὶ βελτίστη, εὐσχήμονα καὶ σύμφωνον καὶ βέβαιον παρέχουσα τὸν ἄνθρωπον ἐν τῷ λέγειν καὶ πράττειν καθ᾽ ἑαυτὸν καὶ πρὸς ἄλλους].

			

				

				
La templanza es el orden que compete a los deseos y a los instintos, y su docilidad para obedecer lo hegemónico, a saber, la parte racional. Cuando decimos que la temperancia es una suerte de orden y docilidad en el obedecer, entendemos establecer esto, a saber, que existe una cierta potencia gracias a la cual los instintos se disponen de modo ordenado y obediente hacia la parte que por naturaleza comanda, a saber, la racional. La valentía, en cambio, consiste en saber conservar una opinión conforme a la ley en mérito de lo que ha de temerse y a lo que no lo es; es, por tanto, una capacidad conservativa de una opinión conforme a la ley. La justicia es una suerte de consonancia de estas tres partes entre sí; es una potencia gracias a la cual las tres partes del alma se conforman y armonizan entre sí, y cada una desenvuelve la función que le es propia y corresponde por dignidad, así que la justicia es una suerte de perfección de las tres virtudes, la prudencia, la valentía y la temperancia.

			

				

				
Las virtudes, entonces, están intervinculadas, se reclaman una a la otra,

			

				

				Las virtudes, para los platónicos medios, se implican unas a otras, y es doctrina presente tanto en Platón como en los estoicos;
También se llaman virtudes las buenas dotes [εὐφυίαι] y los progresos [προκοπαὶ] hacia ellas,

			

				

				Como pone de relieve José Zamora, se trata de expresiones estoicas, en este caso;
Las virtudes son una suerte de vetas que se asemejan por la rectitud que, como hemos indicado, se debe a la recta razón. Pero son también medios, como dice el aristotelismo, porque al lado de toda virtud moral se encuentran, como si fuera un doble risco, los vicios, que son dos, como por ejemplo la liberalidad está en medio de la avaricia y la prodigalidad, como enseña la
La virtud es causada por el agente mismo; el hombre es dueño de su actividad voluntaria y, en este sentido, es causa de la misma. La virtud es, así, voluntaria y consiste en un impulso ardiente, noble y duradero hacia el bien. Pero no sucede lo mismo con el vicio, al que Albino estima involuntario pues, se pregunta, ¿quién elegiría tener, en su parte más noble, el peor de los males? En efecto, quien obra el vicio no lo lleva a cabo por el mal, sino precisamente por el bien, como dice la escuela peripatética, pero, en el caso de Albino, con fuertes resonancias socráticas:

			si alguien cae en el vicio, lo hace porque se ha equivocado, creyendo, por el valor de un mal menor, evitar uno mayor; en este sentido, caerá en el vicio involuntariamente. En efecto, es imposible que una persona se dirija en dirección de los vicios con la intención de perseguirlos como tales, sin la esperanza de alcanzar un bien y sin el miedo de evitar un mal mayor.

			

				

				la última parte del texto griego dice: τίς γὰρ ἂν ἑκὼν ἐν τῷ καλλίστῳ ἑαυτοῦ μέρει καὶ τιμιωτάτῳ ἓλοιτο ἓχειν τὸ μέγιστον τῶν κακῶν; Εἰ δέ τις ἐπὶ κακίαν ὁρμᾷ, πρῶτον μὲν οὐχ ὡς ἐπὶ κακίαν αὐτὴν ὁρμήσει ἀλλ᾽ ὡς ἐπ᾽ ἀγαθόν.
En suma, quien se dirige al vicio lo hace por dos razones, a saber, porque espera obtener un bien mayor a partir del mal del vicio o porque evitar un mayor al representado por el mismo vicio. Los actos viciosos, en este doble sentido, son involuntarios, y son cometidos por es estulto. Y aquí resplandece el principio socrático-platónico que afirma que el actuar injustamente es un mal más grave que padecerla. Hay que castigar, sin embargo, al injusto, no tanto por la injusticia misma, sino por ignorante, lo cual es equivalente a dejarse guiar por las pasiones en vez de por la razón. Pero no deja de ser grave cometer la injusticia (más que el padecerla) pues cometerla es una actividad propia del malvado [πονηροῦ ἔργον], mientras que el padecerla golpea al débil [ἀσθενοῦς]; quien comete injusticia requiere del castigo, para que se libre del mal que, como diría Platón, mancha su alma.

			El último punto relativo a la ética que aborda Albino siguiendo a Platón es el tema de la amistad y el amor. La amistad es un tipo de relación entre los hombres, pero lo característico de esta relación es que está fundada en la 'benevolencia recíproca' [εὔνοιαν ἀντίστροφον], que no significa otra cosa que cada uno de los amigos desea el mismo bien tanto para él como para el otro. Esto es posible sólo entre los semejantes; quienes son desemejantes no pueden ser, efectivamente, amigos, pues la semejanza se sitúa precisamente en las costumbres; por ello la amistad es objeto de la ética: los verdaderos amigos son los virtuosos, pues sus costumbres son provechosas, buenas, perfeccionantes, en lo cual Albino sigue de nueva cuenta a Aristóteles.

			

				

				Cf.
Albino es un gran representante de la escuela platónica que se encuentra a medio camino entre Platón mismo y las geniales síntesis de Plotino y Proclo. El mérito del discípulo de Gayo estriba en que ha llevado a la sistematización de las enseñanzas de la tradición platónica, extrayendo de los diálogos la doctrina del maestro, pero sistematizándola de tal manera que cualquiera sea capaz de penetrar y comprender en qué consiste la filosofía de Platón. No en vano el nombre del tratado principal que ha perdurado a lo largo de los tiempos de Albino sea
Resulta muy ilustrativa la exposición de la noción de virtud, así como la distinción entre las virtudes que perfeccionan al alma misma y las que lo hacen en la parte irracional del alma pero que llega a participar de la racionalidad, esto es, de las partes irascible y concupiscibles del hombre. Esta enseñanza sobre la virtud pertenece, nos parece, a la
Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.
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Que Alcínoo sea una corrupción de Albino ha sido una tesis defendida desde finales del siglo XIX, véase Freudenthal, Jacob. “Der Platoniker Albinos und der falsche Alkinoos”. , III (1869): 241-327.Jacob Freudenthal, 'Der Platoniker Albinos und der falsche Alkinoos', en
Véase Jacob Buganza,

					Mondin, Battista. , tomo I. Boloña: ESD, 1998.Battista Mondin,
En relación a Plotino, cabe destacar cómo es que viene a concebir a Dios como trascendente cuando asienta enfáticamente: 'Sólo el Uno es simple, es decir, el principio de todo'. Plotino, , 2 ed. Jesús Igal, ed. Madrid: Gredos , 2014.Plotino,
Evidentemente, Jesucristo viene a ser, para los cristianos, el modelo de perfección, cuyo inicio, en cuanto imitación de Dios, se inscribe en la vida moral: 'Jesús, nuestro Pedagogo, nos ha diseñado el modelo de la verdadera vida', Clemente de Alejandría. , trad. Joan Sariol. Madrid: Gredos, 1988.Clemente de Alejandría,

					Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.Albino,

					Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.Albino,

					Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.Albino, Didaskalikos, IX, 1. Quien causa el cosmos es llamado Demiurgo, a la usanza platónica, como se enseña en el Timeo, cfr. Didaskalikos, XII, 1. Y en relación al alma del mundo, doctrina difundida sobre todo por los neoplatónicos, Albino enseña lo siguiente: 'Cuando Platón dice que el cosmos es generado [γενητόν], esto no se entiende en el sentido de que hubo un tiempo en el que el cosmos no existía, sino, más bien, en el sentido de que el cosmos está en perenne devenir y revela una causa más originaria de su misma existencia. También el alma del cosmos, que es eterna, Dios no la produce, sino que le dona el orden; se podría decir que la produce en el sentido de que la despierta, dirigiendo a sí el intelecto del alma y al alma misma, como sacándola de un profundo letargo o un sueño, a fin de que, fijando su mirada en los inteligibles, ella aprese las Ideas y las formas, por deseo de los pensamientos de Dios'. Ibid., XIV, 3. Finalmente, hay otros demonios o dioses generados para cada uno de los elementos; algunos son visibles y otros no, y estos rigen en el mundo sublunar y sobre la tierra. Pero Dios, al ser causa de todo, mantiene la cohesión fundamental, cfr. Ibid., XV, 1-2. Ahora bien, sobre esta interpretación del Timeo de Platón, Albino parece inclinarse por la interpretación eternalista, esto es, que el cosmos es eterno para Platón, tomando el γενητόν en un sentido meramente metafórico y no literal, cfr. Petrucci, Federico. “Letteralismo e cosmogenesis eternalista nel medioplatonismo: il caso di Alcinoo XIV 169, 32-35”. , IX (2015): 111-126.Federico Petrucci, 'Letteralismo e cosmogenesis eternalista nel medioplatonismo: il caso di Alcinoo Didaskalikos XIV 169, 32-35', Antiqvorum Philosophia. An International Journal, IX, (2015): 111-126. El mismo autor explica, en otro trabajo, por qué Platón, en el Timeo, aun sosteniendo una posición eternalista, se expresa en términos temporalistas, cfr. Petrucci, Federico. “Il principio διδασκαλίας χάριν nel medioplatonismo: breve storia di un dibattito filosofico”. En C. Nattali et al. (eds.), , 15-42. Roma: Edizioni di Storia e Letteratura, 2019.Federico Petrucci, 'Il principio διδασκαλίας χάριν nel medioplatonismo: breve storia di un dibattito filosofico', en C. Nattali et al. (eds.), Studi sul Medioplatonismo e il Neoplatonismo (Roma: Edizioni di Storia e Letteratura, 2019), 15-42.

			

					Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.Albino,
['Ἐπεὶ δὲ ψυχῆς νοῦς ἀμείνων, νοῦ δὲ τοῦ ἐν δυνάμει ὁ κατ᾿ ἐνέργειαν πάντα νοῶν καὶ ἃμα καὶ ἀεί, τούτου δὲ καλλίων ὁ αἴτιος τούτου καὶ ὅπερ ἄν ἔτι ἀνωτέρω τούτων ὑφέστηκεν, οὗτος ἄν εἴη ὁ πρῶτος θεός, αἴτιος ὑπάρχων τοῦ ἀεὶ ἐνεργεῖν τῷ νῷ τοῦ σύμπαντος οὐρανοῦ'. Ibid., X, 2.

			'Si Dios fuera cuerpo, estaría constituido por materia y, entonces, sería fuego, agua, tierra o aire, o un derivado de ellas. Pero ninguno de estos elementos tiene función de principio. En fin, si estuviera constituido por materia, Dios sería posterior a la materia. Pero, como todo esto es absurdo, es necesario considerarlo incorpóreo'. Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.Albino,
Para estas afirmaciones me he servido de las consideraciones de Hadot, Pierre. , trad. Javier Palacio. Madrid: Siruela, 2006.Pierre Hadot,
'Es preciso en efecto —dijo— que quien quiera ir por el recto camino a ese fin comience desde joven a dirigirse hacia los cuerpos bellos. Y, si su guía lo dirige rectamente, enamorarse en primer lugar de un solo cuerpo y engendrar en él bellos razonamientos; luego debe comprender que la belleza que hay en cualquier cuerpo es afín a la que hay en otro y que, si es preciso perseguir la belleza de la forma, es una gran necedad no considerar una y la misma la belleza que hay en todos los cuerpos. Una vez que haya comprendido esto, debe hacerse amante de todos los cuerpos bellos y calmar ese fuerte arrebato por uno solo, despreciándolo y considerándolo insignificante. A continuación, debe considerar más valiosa la belleza de las almas que la del cuerpo, de suerte que si alguien es virtuoso de alma, aunque tenga un escaso esplendor, séale suficiente para amarle, cuidarle, engendrar y buscar razonamientos tales que hagan mejores a los jóvenes, para que sea obligad o, una vez más, a contemplar la belleza que reside en las normas de conducta y en las leyes y a reconocer que todo lo bello está emparentado consigo mismo, y considere de esta forma la belleza del cuerpo como algo insignificante. Después de las normas de conducta debe conducirle a las ciencias, para que vea también la belleza de éstas y, fijando ya su mirada en esa inmensa belleza, no sea, por servil dependencia, mediocre y corto de espíritu, apegándose, como un esclavo, a la belleza de un sólo ser, cual la de un muchacho, de un hombre o de una norma de conducta, sino que, vuelto hacia ese mar de lo bello y contemplándolo, engendre muchos bellos y magníficos discursos y pensamientos en ilimitado amor por la sabiduría, hasta que fortalecido entonces y crecido descubra una única ciencia cual es la ciencia de una belleza como la siguiente'. Platón,

					Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.Albino,
Aunque Albino subraya que se trata de tres partes, en su exposición subsume la irascible y la concupiscible en la irracional, sin más,
Cf. Mondin, Battista. , tomo I. Boloña: ESD, 1998.Moraux, L'aristotelismo, 45-46. No han de confundirse lo posible [τὸ δινατόν] con lo potencial [τὸ δινάμει], pues lo primero es más amplio ontológicamente que lo segundo.

			

					Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.Albino,
Cf. Mondin, Battista. , tomo I. Boloña: ESD, 1998.Moraux, L'aristotelismo, 48-49. Es verdad, por ello, lo que apunta Zamora en términos generales para los medioplatónicos y, en especial, también para Albino: 'En su terminología ética los platónicos medios intentaron acomodar las doctrinas de Platón a las concepciones aristotélicas. En Alcínoo esta tendencia a modificar se manifiesta de muchas formas. Así, retoma la definición de valentía de la República de Platón: la valentía consiste en salvaguardar una opinión conforme a la ley, en tanto a lo que se refiere a lo que se ha de temer como a lo que no: se trata por tanto del poder de salvaguardar una opinión conforme a la ley. Asimismo, para la definición de justicia Alcínoo parte de otro pasaje de la República, como una clase de armonía [symphonía tis] de las tres partes del alma, que hace que cada una cumpla con la función que le es propia'. Zamora, José. “El hombre, la virtud y lo divino en Alcínoo”. , núm. 35 (2005): 329-336.José Zamora, 'El hombre, la virtud y lo divino en Alcínoo', Themata, num. 35 (2005): 331-332; también, cfr. Becchi, Francesco “Riflessioni sul pensiero etico di Albino-Alcinoo”. , 16, (1990): 269-278.Francesco Becchi, 'Riflessioni sul pensiero etico di Albino-Alcinoo', Prometheus, 16, (1990): 269-278.

			

					Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.Albino,

					Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.Albino,
Las virtudes, para los platónicos medios, se implican unas a otras, y es doctrina presente tanto en Platón como en los estoicos;
Como pone de relieve José Zamora, se trata de expresiones estoicas, en este caso;
Nos parece que, sobre este punto, Zamora no expone correctamente la visión de Albino, o al menos aparece expuesta ambiguamente,

					Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.Albino,
la última parte del texto griego dice: τίς γὰρ ἂν ἑκὼν ἐν τῷ καλλίστῳ ἑαυτοῦ μέρει καὶ τιμιωτάτῳ ἓλοιτο ἓχειν τὸ μέγιστον τῶν κακῶν; Εἰ δέ τις ἐπὶ κακίαν ὁρμᾷ, πρῶτον μὲν οὐχ ὡς ἐπὶ κακίαν αὐτὴν ὁρμήσει ἀλλ᾽ ὡς ἐπ᾽ ἀγαθόν.
Cf. Mondin, Battista. , tomo I. Boloña: ESD, 1998.Moraux,

					Alcínoo. . En AA. VV., , E. Vimercati, ed, 585-696. Milán: Bompiani, 2015.Albino,